07 April 2024

Si me matan...

Si me matan de una forma horrenda y violenta, como ocurre a diario en México, no pasará nada.

Porque soy hombre, como 8 de cada 10 víctimas de la violencia en este país, nadie alzará la voz; nadie hará un hashtag. No importa si a causa de la violencia citadina defiendo mi vida o una vida ajena, porque se supone que eso haga al ser más fuerte. No importa si me cortan la cabeza con una motosierra frente a una cámara y suben el video a algún sitio de narcos, o a YouTube, Facebook o lo que sea; no importará que me hayan desmembrado, desollado la cara o disuelto en ácido; no hará ninguna diferencia si cuelgan mi cadáver de un puente sobre una avenida o si me reparten en pedacitos en bolsas de basura por toda la ciudad.

Si me matan no pasará nada. Porque es políticamente incorrectísimo alzar la voz por un hombre. Porque cuando dices "la violencia no tiene género y la vida de todos es igual de importante" no falta quien alegue que a las mujeres las matan "por ser mujeres". Como si a los hombres nos mataran "por ser hombres". Porque para nosotros sí aplican las explicaciones: "Fue un 'ajuste de cuentas'; quién sabe con quién se juntaría; a lo mejor se acostaba con la esposa de algún narco; se me hace que quiso abusar de una alumna; a lo mejor lo confundieron con otro; se me hace que ya la debía...". Sí. Para el asesinato de un hombre sí valen las excusas.

Porque no faltará el personaje descerebrado e incapaz de entender que diga: "Ya vino este machirulo represor a querer justificar la muerte de las mujeres", porque —si no lo has entendido— ese no es mi punto.

La violencia y la muerte, el miedo, la incómoda certeza de saberse aislado,  abandonado y acosado por un sistema que ha devaluado la vida en general y la humana en particular, no reconocen géneros y si creemos que dividiendo a nuestras sociedades en "ellos contra nosotras" estamos haciendo algo para solucionarlo, estamos muy, pero muy equivocados, y para muestra quedarán los comentarios de quienes no han sido capaces de entender que como sociedad debería dolernos cada muerte, cada afrenta, cada huérfano, porque la dignidad humana no se lleva entre las piernas.

Si me matan no pasará nada.