23 December 2007

Del diálogo y la adopción.

En Toluca hay una alameda.

En esa alameda hay una fuente con una barandilla verde.

Y en esa fuente ha habido generaciones y generaciones de patos desde que tengo memoria.

Y sobre la barandilla verde estaba yo. Con ese desguance habitual e indispensable para regalarse con el tiempo de ver a los patos nadar.

—Señor, disculpe...— bajo la mirada y me encuentro con un moconete que no levanta los 80 centímetros del suelo ni los siete años de edad.

—Dime, chaval—

—Es que... Señor... no veo los patos—

(En mis adentros me pregunto dónde carajos están los padres de este humanoide jodón) —A ver, te siento en la barandilla para que los veas— Decir esto y que el apuntadazo escuincle levantara sus bracitos regordetes enfundados en un sweater de lana 'totlmente Chiconcuac', fue todo uno sólo.

Y de ahí la debacle.

La cara redonda con dos ojitos de capulín y pestañas como de burro de piñata se vistió de luz y se hizo soles y lunas, como si presenciara el momento mismo del Big Bang. Se rió con cierto nerviosismo. Confesó que no le agradan las alturas, pero que dadas las circunstancias se aguantaría 'como las viejas' (sic).

—¿Nunca habías visto los patos?— (¡Coño! tengo corazón de pollo Bachoco)

—Los escuchaba alpasar, pero no los podía ver por la barda— (Si los vieras por la barda serías supermán, zotaco)

El bodoco sigue ensimismado en la contemplación tántrica de los emplumados.

¿De qué hablas con un alien de siete años? Pues nada, de la escuela, de sus maestros, de sus hermanos (5, todos mayores que él)... De que su padre acaba de morir y su madre está en friega trabajando para sacar a los seis adelante.

Joder con el avicardio...

No lo puedo resistir (tampoco es que quiera), lo tomo por la espalda en un fuerte abrazo. Sus manos con los nudillos resecos y sangrantes se aferran a mis antebrazos como a una tabla de náufrago.

Imagino las malas pasadas que debe llevarse en la escuela, en su casa, en la calle. ¿Le bastarán los patos y los álamos para suplir un padre que no está y una madre que tiene otras broncas en la cabeza?

—¿Y si te invito un chicharrón de carrito?—

—No me deja mi mamá—

—Si tú no le dices, yo tampoco, ¿va?—

— ¡Juega el pollo!—

Lo bajo de la barandilla. Lo tomo de la mano... corrijo: Me toma de la mano y me guía por los caminos ondulantes de la alameda. Conoce el lugar exacto del carrito de las fritangas, como casi todos nosotros sabemos dónde encontrar el fruto prohibido.

Condenado chamaco. No son modos llegar de la nada y birlarse un corazón con tal desparpajo.

Se llama Jesús Salazar. Tiene siete años. Me lleva de la mano y de mi cuenta corre que nunca más se sentirá un huérfano.

Tan tan.

5 comments:

Anonymous said...

y por esto como por muchas otras cosas es que.....

Anonymous said...

Estuve entre la lágrima del sentimiento y dolor de estomago por la risa que me provocaste oso.

Me encantó!
Ya vez? te guste o no...you are so sweet.

Besos de la muppet.
PD. Mi primer comment to you...ehh! ¿no te hace feliz? jeje...Te quiero.

Anonymous said...

Hoy hace 30.....te lo dije antes y te lo repito, a este mundo se viene a trascender y el señor Salazar,en presencia y en ausencia, lo hizo y lo hizo de manera genial...6 veces... y en la ultima verdaderamente se pulio... eso se lo agradecere toooda la vida.
Besos todos, Jul

Mr. Blue said...

No seas cabrón mi Chucho, se me hizo nudo la existencia.
Un abrazo

LUCAS said...

Jajajajajaja, se derritió, se derritió. Si se vence el acero o se derriten los "aisbers" con mayor razón el grinche Salazar.

Ay, que risa me da de reirme. Te felicito, tienes corpachón de póngido pero como dices, corazón de Bachoco.

Ja, ja y muchos más jajáesss...