02 August 2009

Algo de orgullo herido.

Para casi todas las sociedades humanas de cosmogonía naturalista, los animales —todos en general y algunos específicos en particular—, no son especies aparte, sino una rama diferente pero equivalente de la Humanidad.

La misma expresión "sociedades humanas" le levanta roncha a algunos, que aún hoy argumentan que la sociedad sólo puede concebirse entre humanos... Que somos punto y aparte, que nos cocemos en olla grande, que no somos iguales, que somos "superiores" y una sarta de idioteces por el estilo.

Por años se impuso en los colegios que la inteligencia era el rasgo que distinguía a los humanos del resto de los animales (a algunos extremistas religiosos no les agrada que se nos clasifique dentro del mismo reino. No se si prefieran ser vegetales o minerales...). Los estudios serios y sin prejuicios demostraron que la inteligencia ha sido factor de sobrevivencia de muchas especies distintas a la nuestra.

Habiendo sido echada por tierra la premisa de la inteligencia, quienes insisten en aferrarse al pedestal autoeregido enfilaron sus baterías a las emociones: "Sólo los seres humanos pueden tener emociones" ¡Les cae? Pos qué creen, que no. Que la alegría de los cachorros cuando nos ven llegar a casa es tan auténtica como la de un niño que sale del colegio y abraza a su madre. Que la ira, la impotencia, la piedad y el amor (si, ese que creímos estúpidamente un valuarte de dominio exclusivo de nuestra especie) son emociones de las que son capaces nuestros room-mates planetarios, y para muestra, un botón:



Y después de semejante zarandeada, aún hubo quien se atrevió a afirmar que sólo los humanos tenemos conciencia (en sus tres estadías, como marca el psicoanálisis), pero descubrimos más tarde y con el orgullo herido, que nuestros humildes hermanos caninos también sueñan, y si no hay sueño sin conciencia, pues bueno...

Sin embargo, hay un rasgo de comportamiento que si distingue a nuestra raza y que nos hace únicos: Sólo los seres humanos experimentamos el odio.

Ese que nos carcome y que llevó al ejército alemán a la locura que la Historia llamaría El Holocausto.

Ese mismo odio que hoy tiene a los descendientes de los judíos que sobrevivieron al holocausro aplicando la misma receta alemana de genocidio en Palestina.

Ese que nos corroe, nos desgasta, se apodera de nosotros y nos lleva a matar, a torturar y a denigrar a seres de nuestra misma especie, aún en nombre de Dios, de Jesucristo, de la salvación del alma, o bien de la democracia, la libertad... o el petróleo.

El odio.

Sólo los humanos sentimos odio.

Y creo, sin afán mesiático ni profético, que el día que esto nos empiece a quedar medio claro, habremos dado un gran paso a la verdadera salvación de nuestro planeta, aunque le pese a Al Gore.



Y tan tan...

3 comments:

LUCAS said...

Pretender que alguien es mejor que cualquier ser viviente, es un absurdo tan grande como que dos y dos son tres. La vida misma ya es suficiente para sentirse enormemente satisfechos y si además, tienes conciencia de ellos, pues cuantimás.

Pero ahora, debes tener ropa de diseñador (no gráfico), auto de marca exclusica, harrrrrrto dinero en el banco suizo, yate, helicóptero y mayordomo, para realmente sentirte la divina envuelta, la punta de la lanza, el mejor pues.

Y estar vivo y saber que lo estás, nunca se podrá adquirir con dinero, es con inteligencia. Y caramba, tal parece que la relación es inversamente proporcional: a más dinero, menos inteligencia. Me refiero a la inteligencia buena, a la de a deveras, no la que sirve para generar más dinero, nomarejuat.

Güeno tu post.

Jesús Salazar said...

Amigo mío, como siempre se agradece la visita. Con dedicatoria p'asté el post que se cocina ya en las entrañas de mi árbol retorcido y febricitante, acerca de la educación y el varo.

Gracias por la visita!

Anonymous said...

Chuchitovich, por que no pones el video de los changos?? Creo que son mas civilizados que la mayoría de los humanos. Ahhhh y con sentimientos, no??