14 March 2018

La lectura que no fue.


8 de marzo 2018

Llevo en este planeta casi medio siglo y en este lapso he tenido la fortuna de coincidir con grandes mujeres. Mujeres amorosas, fuertes, inteligentes, nutricias, alegres. Mujeres que encarnan todo aquello que hay de bueno y positivo en la humanidad. Pero también me he encontrado con escaladoras sociales, con oportunistas, con traidoras a la Patria, ladronas, crueles, impresentables. Mujeres que encarnan todo aquello que es deseable erradicar de la faz de la Tierra. En ambos casos sólo puedo tener palabras de gratitud por las lecciones aprendidas; ante todo por la claridad y el entendimiento sobre cuán similares somos; cuán diferentes somos y —quizás lo más importante— cuán complementarios somos. Soy, sin dudas, un tipo con suerte.

Me atrevo a comenzar con este relato personal porque me parece que el individuo es la unidad básica, el elemento primigenio con el que se construyen las sociedades. Y nuestras sociedades, chavos, han sido construidas de manera perfectible, como todo lo que es humano, y es por eso que deseo utilizar esta tribuna para exhortarlos a no desandar el camino allanado durante tres millones de años por nuestra especie; a no ceder ante el dudoso encanto de la novedad sin juicio, de la híper corrección impuesta, de la inclusión condicionada.

Porque soy partidario de defender a ultranza los dos pilares sobre los que se edificó la evolución de nuestra especie: La solidaridad y la inteligencia, pero también soy partidario de los principios fundamentales de la educación universitaria: la ciencia, el derecho positivo y el humanismo (sin slogans). Por favor NO CEDAN. Que la necesidad de pertenencia no doblegue a su curiosidad innata. Que el dogma no los lleve a comulgar con paradigmas. Que la diversidad de ideas encuentre en sus mentes un campo fértil y llano donde lo único que no tenga cabida sean las posturas radicales y el discurso inflexible de quienes se sienten poseedores del estigma y de la verdad absoluta.

Quienes estudiamos carreras relacionadas al diseño tenemos maneras de pensar que otros apenas pueden medio imaginar ¿no es cierto? Y digo esto sin afán de denigrar o reducir a ninguna de las ramas del conocimiento, sólo afirmo que somos diferentes en la manera en la que vemos y concebimos el mundo y aquí es donde confluyen las ideas, porque he visto al pensamiento de diseño (o design thinking) transformar personas, negocios, marcas y ciudades. Es hora de apuntar más alto y aplicar nuestro conocimiento en la transformación de los países y —por supuesto— de las sociedades a través de la integración del pensamiento, de la visión holística, de la empatía, de la estrategia. Creo que el pensamiento creativo tiene mucho por aportar a la construcción de estas nuevas sociedades, a las nuevas convivencias, a los nuevos esquemas que lleven a la humanidad hacia una ruta distinta cuyo destino final sea otro que el céspol biológico al que parecemos encaminarnos con tanta premura.

Y porque a final de cuentas todo esto no se trata de quienes estamos de este lado del foro, sino de ustedes. Porque a ustedes nos debemos quienes integramos la docencia universitaria; porque es de ustedes la responsabilidad de forjar un mejor futuro, una sociedad más justa para todos sus integrantes, un planeta que vuelva a ser habitable para todas las especies y donde la consciencia de sabernos vivos vuelva a ser un motivo de orgullo para nuestra especie.

Muchas gracias.

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